Entrevistas Robert Kiyosaki

Kiyosaki inició el evento luciendo una camiseta de la selección argentina de rugby. (WikiCommons)
Publicada: 16/09/2017 por Esteban Rafele
El primer lugar común que el gurú de las finanzas personales Robert Kiyosaki derriba, tácitamente, es "el tiempo es dinero". Es martes, el tránsito de la ciudad de Buenos Aires está (todavía más) imposible por la visita del premier israelí Benjamin Netanyahu y este cronista se demora 15 minutos en llegar al Palacio Duhau para la entrevista. Pero tendrá que esperar al autor del best seller Padre Rico Padre Pobrey a su esposa, Kim Kiyosaki, otros 40 minutos. No hay problema. La mañana está agradable y el sol de septiembre traspasa las ventanas de uno de los hoteles más coquetos de la Capital.
Los Kiyosaki llegaron a Buenos Aires para hacer lo que mejor saben: ganar dinero. ¿Cómo? Con charlas y seminarios. El viernes fueron los principales oradores de la Expo Emprendedores, en Costa Salguero, con entradas que partieron desde los 114 dólares. Este fin de semana se internan en ese predio en un taller intensivo de entre 1500 y 2300 dólares la entrada, "Emprendé con Padre Rico". Padre Rico: esa es su marca, la que lo hizo best seller y millonario.
Robert Kiyosaki publicó Padre Rico Padre Pobre junto con Sharon Letcher en 2000.Los autores llevan vendidas más de 18 millones de copias en todo el mundo. El libro cuenta la historia de los dos padres de Kiyosaki en Hawaii. El biológico "padre pobre", como lo llama él en un español bien agringado, es un académico de clase media que le prohibía al niño hablar de dinero en la mesa, quería pagar la hipoteca todos los meses y anhelaba buena educación para sus hijos y una vida confortable. "Padre rico", el padre de un amigo de Robert, era lo contrario: un hombre de negocios de escasa educación y muchísima ambición, que le enseñó cómo hacerse millonario.
Padre Rico Padre Pobre fue el segundo de los más de veinte libros de finanzas personales publicados por Kiyosaki, criticados por la academia por la dudosa validez científica de su método para hacer dinero. Fue el cimiento del imperio The Big Dad Company y el modelo que replicaron, en el país y en el extranjero, otros gurús de la autoayuda financiera.
Los Kiyosaki forman una sociedad conyugal y comercial. Kim usa el apellido de su marido y le habla a las mujeres: "Muchos no esperaban que nos hiciéramos cargo de nuestras finanzas", dice ella. "Nos enseñaron a depender de alguien más: un esposo, un miembro de la familia, el gobierno, un padre. Lo que les pasa a muchas mujeres, sobre todo cuando envejecen, tienen gastos, un divorcio, muchas mujeres entran en una crisis financiera. Es más importante que nunca aprender a hacerte cargo de tu dinero", argumenta.
Robert Kiyosaki publicó dos libros con el hoy presidente de Estados Unidos Donald TrumpQueremos que seas rico (2007) y El toque de Midas (2011). Comparten un público: una clase media estadounidense, temerosa de perder sus ahorros y caer en la pobreza, que observa con desconcierto que el mundo se globaliza y admira a los millonarios. Kiyosaki se considera amigo de Trump, pero augura que la economía de Estados Unidos va a colapsar y recomienda ponerse a resguardo."Trump es un buen hombre, pero no es Superman", le dijo a este sitio.
Robert y Kim Kiyosaki entran al salón donde los espera TN.com.ar. Luego de los flirteos de ocasión ("Argentina es un país hermoso, Buenos Aires es una top class city, como Nueva York, París y Tokio", dice él, y ambos sonríen), pasamos a los negocios.
Presuroso, un asesor trae una pizarra con hojas de papel y marcadores azul, negro, verde y rojo. Con esos elementos, Kiyosaki explica su cosmovisión:
"En todo el mundo, los profesores de escuela no enseñan nada sobre dinero. Mi padre pobre fue un profesor de la academia y la mayoría de los bancos centrales están comandados por profesores. Ellos no saben qué están haciendo, el dólar está cayendo, la economía de Estados Unidos está cayendo, como en Argentina. Eso es lo que he venido enseñando en los últimos años", introduce.
¿Qué hacer, entonces?
Con marcador negro, Kiyosaki escribe en el pizarrón Job, Save, Debt y Stockmarket(Trabajo, ahorros, deuda y mercado de acciones). Toma su fibrón rojo y dice: "No trabajes, no ahorres, ama la deuda, quédate lejos del mercado de acciones. Eso es lo que yo enseño en The Rich Dad Company. Enseño esto. Esto es lo que hace Padre Ricou". O, como agrega después: "Uso deuda. Pido prestado para comprar activos reales".


-Usted habla permanentemente de educación financiera. ¿Qué le recomienda a quien quiere aprender a manejar su dinero?
Robert Kiyosaki: Número uno: debés elegir tus profesores con amplitud. No tomes educación de emprendedor de parte de un empleado. Número dos: debés tomar diferentes clases, debés aprender diferentes cosas. Yo aprendí cómo usar deuda para hacer dinero. También cómo vender. También cómo aumentar el capital. Aprendí sobre impuestos. Pero también tengo un equipo. Entonces no tengo que ser la persona más inteligente. Ella (por Kim) es la más inteligente. Ella es con quien todos hablan.
Kim Kiyosaki: Creo que lo más importante, sobre todo para los jóvenes, es quebusquen un mentor. Gente que esté haciendo lo que ustedes quieren hacer. Si querés ser emprendedor, buscá emprendedores que hacen lo que querés hacer y aprendé de ellos. Trabajá gratis con ellos.
RK: Hay profesores de verdad y profesores falsos. Cuando fui a Estados Unidos, volé para el Ejército. Mis profesores fueron profesores reales. Podían volar. Pero cuando fui a la escuela, no sabía si el profesor hacía lo que él decía. Cálculos fue la materia más difícil. Estudié cálculos por tres años. Le pregunté al maestro: "¿Usted hace cálculos?”. Dijo: "No". "¿Por qué nos enseña cálculos entonces?” “Porque me pagan para enseñarles cálculos”. “Pero no los usa”. Y dijo: “No, pero tenés que pasar el examen”. Ese es un profesor falso. Buena persona, pero falso.
-Ustedes inculcan que hay que hacer que el dinero trabaje para uno ¿Cómo se logra?
RK: Número 1: no ahorres dinero, porque el dólar está por caer, el dólar está corrupto. No lo ahorro. Es importante ir desde el dinero falso a activos reales. No ahorro dinero; uso deuda. Pido prestado para comprar activos reales. Compro hoteles, casas de departamentos, cosas que me dan dinero. La cosa más importante para hacer, porque la Argentina sabe cuán mal está su moneda, es lo mismo que con el dólar…. El dólar está muy, muy corrupto y está por caer. Entonces, tomo dinero falso y lo pongo en activos reales: petróleo, real estate, oro, plata, cosas reales. Con suerte, cuando todo caiga, lo real seguirá ahí, pero el dólar ira para abajo.
-Es decir, se endeuda e invierte.
RK: Hay buena deuda. Es deuda que me hace rico. Compro departamentos, hoteles, campos de golf... Y hay mala deuda. Mala deuda es mi casa personal, una Ferrari, un Lamborghini. Bad debt. Bad. Pero tenemos buena deuda. Eso es educación financiera: lo que es bueno, lo que es malo, lo que es falso, lo que es real.
-¿Cómo elige los activos para invertir?
RK: Quiero real. En Estados Unidos, en todo el mundo, tenés oro real y tenés “oro de papel”, ETFs (N de la R: ETF es la sigla de exchage-traded fund: son fondos de inversión que siguen el valor de un activo o un grupo de activos, como metales preciosos, crudo, el índice Dow Jones de Wall Street, etcétera.). No toco los ETFs. Quiero real. Amo la plata. La plata es real; el ETF es falso. Pero amo el oro y la plata. Si no amás el oro y la plata, no inviertas. Amo el real estate, ella también. Lo amamos. Amamos los campos de golf, entonces invertimos. Para la gente joven están los bitcoins. Tenés que ser muy cuidadoso con ellos, pero si vas a invertir, estudiá, convertite en un experto. Tenés que volverte en un experto, porque va a caer también. Todo cae.
KK: Si alguien quiere empezar a aprender sobre inversiones, una cosa muy simple y gratis para hacer es aprender el lenguaje del dinero. Qué es un ingreso, qué es un gasto, qué es un activo, qué es una obligación, qué es cashflow, qué son ganancias de capital. Solo con aprender ese lenguaje, notarás una increíble ventaja. Podés empezar por ahí. Tengo un diccionario de inversiones en mi escritorio. Cuando no conozco una palabra, la busco. Es una clave para empezar, porque mucha gente no entiende el lenguaje del dinero.
RK: Una palabra muy importante hoy es "derivados" (N de la R: instrumentos financieros). Si tomo una naranja, la corto y la exprimo, el derivado es el jugo, si tomo el jugo y le saco el agua, es un concentrado. Lo que pasa con los derivados es que es todo falso. Todo falso. Tenés que entender qué es real. Lamentablemente, Estados Unidos va a caer, por eso hablo por todo el mundo. Porque si América cae, la Argentina cae.
-¿Incluso con Donald Trump? Usted escribió libros con él.
-Dos libros. Es un buen amigo, un buen hombre, pero no es Superman. Es como su presidente, Macri. Son buenos hombres, pero son capitalistas. La mayoría de los profesores de escuela son comunistas. (Ríe).


-Usted desaconseja tomar un crédito hipotecario. ¿Por qué?
RK: (Hace el ademán de cortarse el cuello) No lo tocaría ahora. Sería muy cuidadoso ahora. Estudiaría primero, antes de tomar un préstamo. Cuando estaba en mis 20 años, tomé cursos de real estate para saber cómo comprar buenas propiedades, malas propiedades. Mucha gente, cuando compra su primera casa, se vuelve emocional: “¡Amo eso!”. No. Si perdés tu trabajo, la casa se fue. Tenés que ser muy inteligente, especialmente hoy. Por eso tenemos Cashflow Clubs en la Argentina, para que la gente le enseñe a la gente. Cuanta más educación financiera tengas, tomarás decisiones más inteligentes. Por eso, ella y yo tenemos una regla: antes de comprar mi Ferrari, tengo que comprar un activo, como real estate o un negocio, que pague la Ferrari. De otra manera, yo tendría que pagar mi Ferrari. Pero el activo paga mi Ferrari, no yo”.
Terminadas las preguntas, Kim y Robert Kiyosaki despliegan más sonrisas y posan con los últimos dos libros del imperio The Rich Dad Company: Cómo los ricos se vuelven más ricos Más importante que el dinero. Son publicaciones que, dice él, enseñan a pagar menos impuestos "legalmente".
Endeudarse, invertir en activos reales, comprar cosas con la renta de esos activos y pagar pocos impuestos. La fórmula para hacerse millonario no es para cualquiera.
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2007
El autor del best seller “Padre rico, padre pobre” es hijo de un director de escuela que lo formó en la austeridad y el esfuerzo, pero tuvo también un papá “postizo” mucho menos educado que, sin embargo, supo enseñarle cómo ganar dinero

NUEVA YORK.- La entrevista con Robert Kiyosaki –autor del best seller internacional Padre rico, padre pobre (Aguilar)– debe interrumpirse en la mitad de una respuesta. "Tengo a Donald Trump en mi celular –explica, afligido–. Ya somos amigos, pero no tengo aún tanta confianza como para pedirle que me llame después; me disculpas, ¿no?" .
La honestidad de Kiyosaki tiene algo de conmovedora. Aún cuando sabe que las cosas que dice pueden chocar ("hay que pagarse primero a uno y después a sus empleados", "estudia, trabaja y ahorra es un mal consejo" "hay que pagar los impuestos a último momento", "soy millonario y tengo una mujer bellísima, ¿qué más puedo pedir?), al menos está claro que no inventa ninguna pose seudoespiritual. Para él, la felicidad está en lo material, y su receta podrá no ser para todos, pero quien quiera ser rico cueste lo que cueste posiblemente haga bien en escucharlo. Después de todo, es lo que millones de personas en todo el mundo están haciendo a partir de sus libros, conferencias, cursos y videos.
Robert Kiyosaki nació en Hawai, en una familia de origen japonés que emigró a EE.UU. Su padre biológico, un hombre altamente educado que luego de completar su doctorado, llegó a ser director de escuelas de Hawai y le dio siempre los consejos tradicionales para la vida. Básicamente. "Ve a la escuela y esfuérzate, trabaja duro y ahorra."
Pero según Kiyosaki esto no es lo que los padres ricos enseñan a sus hijos –y él lo sabe porque tuvo la suerte de tener, además, un segundo padre que le enseñó lo contrario.
Este padre postizo, en realidad el papá de un amigo de la escuela que lo tomó bajo sus alas, ni terminó la secundaria, pero lo entrenó en temas de dinero. Y mientras su "papá educado" murió pobre y amargado, su "papá rico" vivió como el millonario más poderoso de las islas, feliz y dejando una herencia importante a su familia y a distintas instituciones de caridad.
En un alto en su gira de conferencias junto al magnate de la construcción Donald Trump por distintos puntos de EE.UU. –con quien publicará un libro este fin de año– Kiyosaki dialogó con La Nacion sobre sus mensajes para los ricos del mañana.

–¿Que tiene de malo estudiar, trabajar y ahorrar? –
Que los padres ricos no enseñan a sus hijos a pensar así. No les dicen que trabajen para ganar dinero, sino que hagan que el dinero trabaje para ellos. En vez de ahorrar, hay que invertir fundando compañías, en la bolsa o bienes raíces para multiplicar el dinero. No poner todas las ganancias en una casa o un auto para uso propio, como hacen los pobres y la clase media, sino hacer que ese dinero rinda frutos, y recién con las ganancias quizá comprarse algo. Y después, en la escuela, la idea que te meten en la cabeza (lo mismo que en el trabajo) es la especialización: para ganar más dinero o recibir una promoción hace falta, dicen, ser muy bueno en algo específico. Mi papá pobre pensaba así y estaba feliz cuando consiguió su doctorado. Mi padre rico me presionó para hacer exactamente lo contrario. "Hay que saber un poquito de muchas cosas", dijo, porque sino eventualmente serás estafado por algún lado. Por eso, por muchos años, trabajé en distintas áreas de sus compañías: fui desde obrero de la construcción hasta miembro del directorio y aprendí los problemas, las ambiciones y también el dialecto de cada esfera.

–¿Y no está mal "pagarse a uno mismo antes que al Estado o a sus empleados", como le aconsejó su padre rico? –
No digo no pagar, pero mira esta diferencia: mi padre pobre pagaba a sus empleados, acreedores y al fisco el primero de cada mes, y luego se pagaba a sí mismo con lo que quedaba, que en general no era nada. Mi padre rico se pagaba a sí mismo ante todo. Si no tenía dinero suficiente para pagarse a él y a los demás después, igual empezaba por pagarse a sí mismo, lo usaba como motivación. Como sabía que si no les pagaba, el fisco y sus acreedores iban a venir tras él con furia, usaba el temor que eso le daba para ejercitar el cerebro. Lo obligaba a inventar nuevos negocios, a trabajar más duro, invertir en la bolsa, quedarse horas extras… Si se hubiese pagado a él mismo al final, como mi papá pobre, no habría tenido presiones, pero habría quebrado. –

¿Qué es lo más importante para triunfar en el mundo de los negocios? –
Saber de ventas y de marketing. Es la habilidad de vender –de comunicarse de manera efectiva con otros, un cliente, empleado, jefe, mujer o hijo– la base del éxito personal. Hay que saber hablar, escribir y negociar, por eso soy un entusiasta de los cursos y libros que enseñan sobre el tema, aunque sea tan fácil mirarlos despectivamente. Cierta vez, de gira por Singapur, una joven reportera me dijo que su sueño era ser autora de best-sellers como yo. Tenía la pasta: sus artículos eran duros y claros, llenos de ideas originales. Pero me dijo que ninguna editorial compraba su proyecto. Entonces yo le dije que abandonase por un tiempo el diario, se pusiese a trabajar en una agencia de publicidad y se anotase en un curso para ser buen vendedor. Quedó horrorizada. Dijo que ella nunca se rebajaría a eso, que era una escritora, una intelectual, no una vendedora de zapatos. Sin embargo, de esa manera hubiese aprendido a comunicarse con las frases cortas que captan la atención de los editores y se hubiese entrenado en relaciones públicas, una destreza fundamental. Y por la noche, o los fines de semana, podría haber trabajado en su gran novela. No lo hizo, y que yo sepa su libro nunca se publicó.

–¿El talento no basta? –
Una vez le pregunté a un grupo de alumnos quién sabía hacer una hamburguesa más rica que la de McDonald’s. Casi todos levantaron la mano. Bueno, si hacer una buena hamburguesa es un talento, ¡el mundo está lleno de gente talentosa! Pero muchas veces los talentosos son pobres y tienen problemas económicos no por lo que saben, sino por lo que no saben. Se concentran en hacer la mejor hamburguesa –o el mejor libro, como la periodista de Singapur– en vez de en vender y distribuir el producto. Mc Donald’s puede no cocinar la mejor hamburguesa, pero es insuperable en vender y distribuir la hamburguesa básica.

–¿Cómo vender bien un libro? –
Con un buen título. Cuando saqué mi primer libro, "Si quiere ser rico y feliz no vaya a la escuela", un editor me sugirió que titulara "La economía de la educación". Yo le respondí que con ese nombre iba a vender dos libros: uno a mi familia y uno a mi mejor amigo. ¡Y encima no les iba a poder cobrar! El título "Si quiere ser rico y feliz no vaya a la escuela" puede ser pedante y desagradable, pero yo sabía que me iba a conseguir toneladas de publicidad.

–¿Qué es lo más difícil de manejar en una compañía? –
De joven me anoté en la marina. Mi papá pobre creyó en lo que le dije: que quería aprender a volar. La realidad la sabía mi papá rico: quería aprender a liderar tropas, porque él siempre decía que lo más difícil de una compañía es manejar a la gente.

–OK, he decidido ser rico: ¿qué hago? –
Cuando era pequeño mi padre rico me dijo: "Empieza por dejar de ser un analfabeto financiero". Así que recomiendo aprender sobre el tema. Luego, nunca nadie será realmente rico como empleado. A veces conviene mantener el trabajo que uno tiene, al menos al principio, pero ir poniendo el dinero que se gana a trabajar para nosotros. Y cuando haya que dar el gran salto, la gente inteligente es la que contrata gente más inteligente que ella para trabajar. Siempre me sorprende que se deje un 10 o 15 por ciento de propina en un restaurante aún cuando le sirvieron pésimo y en cambio no se quiera pagar un buen profesional que lo asesore.

–¿Y si sus lecciones no evitan perder? –
¿Sabes dónde perdí mucha, mucha plata? ¡En la Argentina! Con una empresa que buscaba petróleo en Córdoba, que no funcionó. Igual, me divertí, y eso es lo fundamental. La mayor parte de la gente nunca gana porque tiene miedo de perder. Eso es lo que me parece, también, tan tonto de la escuela. En el aula nos enseñan que los errores son algo malo. Y los ganadores no tienen miedo a perder. Ese es su mayor secreto. Odian perder, pero no temen perder, que es algo muy distinto. La gente que evita el fracaso también evita el éxito. Además, hay que empezar temprano. Mi papá rico decía que lo mejor es fundirse por primera vez antes de los 30 años, así uno tiene tiempo de recuperarse.

Si tuviese que dejarnos una sola enseñanza, ¿cuál sería? –
Mi padre rico, cuando estaba en las malas, igual daba a la iglesia o a su institución de caridad favorita. Si pudiese transmitir una sola idea, sería ésa. Cuando uno está corto de dinero, o siente la necesidad de algo, lo mejor es dárselo a los demás y volverá a uno en caudales. Esto es verdad para el dinero, pero también para la amistad y el amor. Creo mucho en el principio de reciprocidad. Yo quiero dinero, así que doy dinero y el dinero vuelve a mí multiplicado. Así funciona todo. El mundo es un espejo de nosotros mismos.

Por Juana Libedinsky
Fotos AP y New York Times
2007